La construcción de una obra de arquitectura es un hecho material y artesanal, pero lo más importante es su esencia, estructurada en un proyecto conformado también por quien o quienes serán los usuarios que reflejarán sus aspiraciones, sus gustos, sus modos de vida, sus premisas morfológicas y funcionales con la finalidad de lograr un producto que los contenga y les traiga felicidad.
Los arquitectos somos simplemente los re- ceptores e intérpretes fieles de esas premisas y aspiraciones cuya tarea más genuina es captar y potenciar la sinergia entre las partes a los fines de lograr un resultado, un producto, que armonice las vivencias de los comitentes y funcionalidad, las morfologías y la inserción en el medio ambiente que deberá ser el gran contenedor a respetar. Básicamente es una tarea humanista.